miércoles, 15 de octubre de 2014

Caleidoscopio.

Atrapado. Cuatro paredes me retienen aquí, son paredes de cristal; no es una habitación, más es eso, esto es una prisión. “Tengo alas, ¿por qué no volar?”, pero incluso el techo es de cristal, un cristal tan duro que romperlo parece solo un sueño…  Un sueño… así es, justo como esto, un sueño. Así caigo en la cuenta: estos muros no podían ser más que productos de un sueño, tan perfectos, tan duros, tan aterradores y sin embargo ahí estaban, en mi realidad.
Entonces me enfrento a los muros, a su perfección y a esa blancura que te hace llegar muy profundo, que te hace viajar y ver mil mundos, pero cuanto más observo y me hundo en ellos más me doy cuenta que no llevaban a ningún lado y entonces me arrastran, llevándome al infierno más terrible. El cristal se transforma en un simple espejo, pero ahora es más horrible, ahora veo mis ojos y mis ojos no lloran; están limpios y mantienen su orgullo, aún así se ven tan infelices. No hay a donde mirar, todo está podrido, a donde quiera que miro están esos ojos persiguiéndome y torturándome, culpándome por herirlos. “¿Qué os he hecho yo, que os he hecho que aun siendo mis propios ojos me miráis de esta manera? ¿Qué tanto os he obligado a llorar? ¿A quiénes os he obligado a mirar así?”  Finalmente todo tiene sentido y me arrodillo “Vos sos mi mirada, no la de mis ojos, sino la de mi alma y vos me culpáis por…” Mi reflejo parece más decepcionado con mi respuesta y entonces de la profundidad y las tinieblas del cristal surgen caras personas que odio, personas que extraño, personas que no perdone, personas que gritan, personas que sonríen; y se me agolpan los recuerdos, no los puedo controlar. Entro en panico, ya no puedo moverme, nada importa. Mi cabeza golpea el cristal del suelo y entre toda mi neblina de emociones alcanzo a ver mi reflejo en el techo, me muestra ahí, tumbado sobre un techo que refleja indefinidamente mi espalda y el techo y todo, lo refleja todo infinitamente. Mi reflejo en el techo sonríe, pero sus ojos me torturan de nuevo “Vos no me culpáis, vos queréis que me disculpe, vos queréis que deje de hacerme daño, pero vos deberíais entender mis cicatrices, deberíais comprender, vos… ¿Mi reflejo me está sacando la lengua? Vos no tenéis idea de por qué existís, ¿verdad? Lo siento, he estado demasiado ocupado para meditar sobre vos. Lo sé, ahora ya es tarde.”

Así veo a través de mi prisión de cristal, veo buscando un lugar a donde mirar; así escucho a través de mi prisión de cristal, escucho buscando un lugar al cual poner atención; pero al final todo es vacío y ruido. El alma no puede alimentarse de eso y conducida por el hambre, al final, el alma se empieza a alimentar de sí misma dejando partes en blanco, encerrándose, lastimándose y volviéndose como un niño caprichoso y narcisista. Por eso me duele su mirada, por eso me tortura… es una mirada sin emociones, una mirada vacía, tan vacía que se puede nadar en ella, pero es una corriente que rápidamente sube y te ahoga, te ahoga en una nada impresionante… El vacío es el peor lugar para quedarse sin aire. 

                                                                                                                 C. R. Walls   

No hay comentarios:

Publicar un comentario