lunes, 10 de noviembre de 2014

Mi corazón en un barquito de papel.

El amor… el amor es amor, no se le cuestiona ni se duda de él, cualquier cosa que traiga el amor debe de ser bueno por tal motivo realmente no me importo saber en que lugar sucedió o cuando y si en algún momento lo supe ya lo olvide.
En algún pueblo de alguna ciudad que, como ya dije, no recuerdo el nombre, vivía un niño de siete años aún muy inocente para el mundo lleno de cosas que a la edad de siete años no entiendes y sinceramente no te importan en absoluto, este pequeño, aburrido de un papá monótono y alcohólico y de una mamá quejosa y muy ocupada decidió hacer una carta en la que escribió con su mejor letra algo como esto:

“No sé si alguien reciba esto, pero quiero contarte que hoy mis papás se pelearon, así como lo hacen casi todos los días últimamente, por eso me siento muy triste, me siento muy solito y desearía tener un buen amigo con el cual platicar. Normalmente leo mucho y los demás se ríen de mi porque piensan que soy una rata de biblioteca pero no es así solo soy un niño de siete años que le gusta leer ¿eso es tan malo?. No sé que hacer y por eso escribo esto esperando que alguien lo lea y yo pueda imaginar que estoy hablando con alguien.
                                    Te agradezco por tu atención, espero seamos buenos amigos.”

Por lastima, no tenía a quien darle la carta, pero un niño de siete años no está atado a nada como lo estamos los adultos y su imaginación lo llevó a una idea. En aquel pequeño pueblo había un río no muy ancho que lo dividía a la mitad y la única forma de cruzar era por un puentecito que los mismos habitantes habían construido, algunos utilizaban aquel río para bañarse, otros para divertirse y otros para lavar ropa así que si ponía su carta en un barquito de papel y lo dejaba en el río seguro alguien lo leería. Y así lo hizo, construyo un barquito de papel y doblo la carta lo más pequeña que pudo y la afianzo al barquito con un poco de cinta adhesiva.
Una chiquilla de ocho años que vivía casi a la orilla del río de aquel pueblo sin nombre. Vivía en el otro extremo del pueblo y por tanto no conocía al niño, aunque es probable que alguna vez se vieran en la escuela . Eran las tres y era hora de comer, le tocaba a ella avisarle a su hermano que de seguro estaría jugando con sus amigos los cuales, al menos para ella, eran muy tontos. Salió de la casa y camino hacia el río, su hermano y sus amigos no estaban pero había algo viajando en las aguas de aquel riachuelo, era pequeño y blanco parecía una bola de papel, pero conforme se acercaba tomo forma y llamo su atención ¡era un barquito de papel! La niña rápidamente corrió y levanto una rama del suelo con la que lo jalo para poder tomarlo, ella solo quería ponerle un muñequito o algo para que el barquito siguiera su curso, pero de inmediato noto que el barquito tenía una carta, quito con cuidado la cinta adhesiva que lo sujetaba y la leyó.
No dejaba de maravillarse, ¿cómo alguien menor que ella podía escribir muchísimo mejor?, aparte parecía un niño sereno, amable… alguien sonriente  no como los tontos amigos de su hermano. Durante la cena, a la hora de dormir, al siguiente día en la escuela e incluso en el recreo no dejo de pensar en aquella carta y en cuanto salió de la escuela corrió a sentarse en la orilla del río, espero dos horas desde que salió de la escuela hasta que su mamá le grito por segunda vez desde la ventana, y esta vez sí parecía cabreada así que no le quedó más remedio que levantarse y sacudirse la falda para regresar a casa pero en ese momento lo vio, el esperado papel navegaba por el agua. Igual que el día anterior la niña tomo la rama y lo jalo hacía la orilla, le quito la cinta y leyó:

“No sabía si mandar esta carta, la última vez me sentí un poco tonto pero en aquel libro de sirenas y piratas que leí decía que así como hay espíritus del mar los hay de los ríos y los lagos, así que espero que uno de ellos dirija mis barquitos en dirección correcta.
Esta vez hay mucho que contar y poco espacio, no sé qué edad tengas pero ¿no crees que los adultos son muy tontos a veces?, solo se preocupan por el dinero y política y  otras cosas que la verdad no entiendo… ojala yo pudiera pagar con mi domingo alguien que leyera esto, pero bueno sé que al menos los espíritus del agua lo leen y si tú no eres un espíritu quiero decirte que te quiero tan solo por leer esto.
                                                         Cuídate y no te preocupes por cosas de adultos.”

Muchos no creen que el amor pueda pasarle por la mente a una niña de 8 años, pero la verdad yo creo que ese es un amor más limpio, sano y puro que el que puede dar cualquier adulto, ¿Por qué?... Porque los adultos hacen su propio concepto de amor con lo observado o con lo que les cuentan que es el amor, pero el amor es algo que se descubre y eso es lo que hace un niño cuando se enamora y lo que hace con cualquier otra cosa, si aún no me crees dale a un bebe un limón… Aunque creo que sería mejor ejemplo el chile, se parece más a amor ¿no?, el amor duele al igual que el chile pica, pero aun así a la gente le gusta.
 “¿mis barquitos?, ¿eso quiere decir que habrá más?” y “Ojalá pudiera cambiar la dirección de la corriente del río, así podría decirle que no está solo” Eso era en lo único en lo que podía pensar ella. Esa noche era viernes y la niña tenía muy ocupada la mente como para dormir así que por primera vez se quedó viendo televisión aunque muchas veces ni le prestaba atención, pero en algún momento de la película que se estaba transmitiendo el hombre trajeado salva a la chica raptada por vándalos y ella le agradece con un beso, anonadada nuestra pequeña se imaginó a sí misma y al chico de los barquitos (o más bien como se lo imaginaba), en la escena en lugar de los actores, se sonrojo, se enojó y termino apagando la tele.
Al siguiente día el barquito llego a la misma hora:

“Soñé que alguien me decía que si estaban leyendo mis cartas, era una voz fuerte y misteriosa… si tú me preguntas, yo digo que era un espíritu del rio.
De nuevo tengo mucho que contarte, estoy más triste que nunca, creo que las peleas de mis papás son por mi culpa, o al menos eso creí escuchar una vez, pero yo no entiendo que les hice, dicen que no tienen dinero suficiente para mí pero no entiendo a que se refieren si siempre hemos vivido con los mismos gastos, de verdad no lo entiendo. Ojalá pudiera hablar contigo, abrazarte y llorar.
                                                                                                 Te quiere… tu amigo.”
Y al siguiente también:

“Sin duda alguna me siento muy  acompañado cada vez  que escribo estas cartas, no sé porque, a lo mejor me estoy volviendo loco, pero no me importa tú me caes bien aunque no te conozca y por eso sigo escribiendo.
Hoy fue un mal día en la escuela, me tropecé y las risas se dieron de inmediato pero ¿Qué? ¡Nadie nunca se ha tropezado antes! Aparte de todo también en mi casa las discusiones son más fuertes entre mis papás y ya no los soporto.
                                          En serio te necesito, ojalá pudiera verte… ¡bonito día!”

¿Escuela? Solo había una escuela en aquel pueblo y era la misma en la que ella iba, “Ahora lo único que tengo que hacer es buscar un niño con un libro bajo el brazo”. Al día siguiente su plan comenzó, busco por todos lados niños con libros, incluso salió unas 10 veces al baño y al final del día solo hubo cuatro niños con libros. Corrió a casa a esperar el barquito pero esta vez…no llego, se quedó sentada en el rio incluso hasta las cinco pero no llego nada, ahora  era ella la que estaba muy triste, “¿estará bien?”, se fue dormir preocupada y se despertó preocupada, lo que la calmo un poco fue que a la escuela asistieron los mismo cuatro niños que ella creía podrían ser el de los barquitos pero ese día noto que uno de ellos ya no llevaba el libro y el otro tenía diez años así que ninguno de ellos podría ser. Ese día el barquito tampoco llego “¿Qué pasa?, ¿en dónde están mis barquitos?”, y fue tal su miedo que le dio por leer de nuevo todos los barquitos no una ni dos veces, sino que lo hizo hasta que se quedó dormida. Ahora solo quedaban dos niños y los dos tenían siete años, así que ese día no hubo mucho avance en su búsqueda, pero ya estaba cerca. Enojada descubrió que habría barquito ese día y muy enojada se preguntaba: “¿Por qué estoy llorando?, él es muy tonto”, al día siguiente ella no quiso buscar, por alguna razón estaba enojada con quien fuera ese niño de los barquitos, pero durante el recreo uno de los niños prospecto a ser el que ella andaba buscando paso corriendo y le dio tiempo para fijarse que no era un libro… bueno, no uno de cuentos como ella pensaba tenía que llevar “el tonto de los barquitos”,  sino que era un diccionario y eso lo dejaba descartado así que solo quedaba uno, un chico un poquito más alto que ella a pesar de que ella era un año mayor, siempre estaba solo y a ella le parecía guapo, el pensamiento la hizo sonrojarse de nuevo y tirar lo que restaba de su sándwich. La pequeña tuvo la tentación de no salir de su casa y dejar que el barquito se fuera ese día, estaba muy enojada, pero aun así fue al rio a esperar y justo a las tres una cosa blanca floto en su dirección y rápidamente cogió la rama de siempre y jalo al barquito y leyó lo más rápido que pudo:

“Lamento no haber escrito, espero, quien quiera que seas que no estés molesto pero últimamente he salido mucho al doctor, al parecer tengo unos problemitas en mi corazón… yo creo que esta triste pero el doctor dice que más bien está cansado o algo así.
La verdad no sé muy bien que decir, siempre me quejo de lo mismo, creo que soy muy aburrido así que esta vez te contare otra cosa, ¿sabías que las lombrices tienen 10 corazones?, a mí me sorprendió mucho aunque a decir verdad no me gustan mucho los insectos, me gustaría saber si a ti te gustan…
                                  Cuídate y come bien, o tu corazón terminara como el mío.”

“¿Problemas en el corazón? Cuando mi abuelita murió nos dijeron que su corazón se había cansado de latir, ¡no!, el no puede irse” Ella imaginaba que él iba a morir de un día para otro así que el día siguiente al salir de la escuela ella siguió al niño que había quedado como posible autor de los barquitos hasta su casa y una vez ahí no supo que hacer, dio vueltas alrededor de la casa, fue la tienda, se sentó delante de la puerta con la esperanza de que la vieran pero no sucedió, al final saco uno de los barquitos de su mochila y más roja que un tomate toco la puerta, él salió, ella mostró el barquito, él la abrazo y ella pensó en la escena de aquella película en donde el hombre salvaba a la mujer aunque en este caso parecía ser al revés, ella estaba salvando al hombre de su soledad…
Podrás decirme que esto no es amor, que podría ser solo amistad pero antes de eso déjame contarte algo más, El niño de nuestra historia efectivamente tenía problemas en su corazón, no se conocía bien cuando se manifestarían completamente podría ser en un año o en 20 o quizá nunca, pero era preferible un trasplante de corazón, los padres no tenían ni donador ni dinero, los primeros años de su vida los pudo vivir bien, casi como alguien normal, solo a veces con medicamentos e idas al doctor pero tiempo después, realmente no importa cuánto, el chico fue obligado a estar en una cama sin poder hacer esfuerzos … más bien sin poder hacer nada. Nuestra niña que era ya una joven adulta seguía visitando a su amado, se sentaba horas y horas junto a él, a veces incluso no llegaba a casa por cuidarle sueño; hasta que una tarde visito al doctor para hacerse las pruebas necesarias para verificar que su corazón era compatible con el cuerpo de él y al parecer sí lo era, antes de salir del consultorio el doctor le advirtió que no le serviría de nada ya que para donar tenía que primero estar muerta, ella solo contesto que quería asegurarse de que si moría su corazón fuera a parar al pecho de la persona que amaba.
Unas semanas después hubo un donador, el chico fue operado exitosamente y ahora no tenía más que descansar y con el tiempo podría volver a tener una vida normal. Al llegar a casa después de unos cuantos días en el hospital se encontró con el lavabo de su casa inundado y un barquito de papel flotando en el.

“Tú tocaste mi corazón con tan solo un barquito de papel y ahora yo te entrego el mío en uno, no llores ni dejes que el remordimiento te consuma yo tome esta decisión y si me amas la respetaras. Nunca vuelvas a sentirte solo, cada vez que estés triste recuerda que yo estoy en tu corazón y mándame un barquito, yo gustosa los leeré aunque de nuevo no podre contestártelos.
No sé qué más contarte, ¿sabías qué las vacas tienen cuatro estómagos?, la verdad… no me gusta la leche.
                                                                                          Te ama… tu amiga.”

Nunca se dieron etiquetas,  jamás se dijeron novios o esposos o lo que sea, ellos simplemente se amaban porque querían hacerlo y así es como debe ser el amor, algo que se siente, no se piensa y se está orgulloso de decir que se ama no importa a quien sea, pero sobre todo siempre, siempre todo lo que traiga el amor debe ser bueno porque el amor no puede ser de otra forma.


                                                                                                        C. R. Walls.